Berri Txarrak vuelven sin necesidad de «payolas»
Berri Txarrak sigue en sus trece y es que, con cada nuevo lanzamiento, sobrepasa el listón de la anterior entrega. Quien esperaba nuevos elementos sobre los que apoyar el discurso sónico de los navarros, tendrá su parte. «Payola» (Roadrunner, 2009) es un álbum de contrastes en el que Berri Txarrak suenan como nunca, ahondando en cuestiones musicales que, de alguna manera, siempre han estado ahí.
La tesis, seis días después de recibir el disco, es que el sonido del trío de Lekunberri adolece de las aristas más agresivas del pasado, pese a que mantiene las más potentes. Dicho de otra forma: hay más melodía donde hubo ataques frontales y más rock duro donde había metal. Toca hablar de Black Sabbath directamente o indirectamente vía stoner rock, ya que el riff monolítico aparece por primera vez de forma cruda y visceral.
«Payola» arranca con «Folklore». Los chicos están de vuelta. El primer corte suena más rápido, sucio y melódico que nunca. No es el momento de apreciar los mayores cambios en el sonido. «Gure dekadentziaren onenean» es un trallazo en la misma línea. En seis minutos, los de Lekunberri ya han pegado el puñetazo sobre la mesa.
«Maravillas» y «Dortoken mendean» muestran potencial de single. Un cruce de velocidad y melodía el primero, con arrancadas que van y vienen para morir en el estribillo perfecto. Quizá edulcorado, pero tremendamente efectivo. El segundo muestra a Berri Txarrak en su hábitat actual: Sabbath + rock independiente + emocore.
«Achtung!!!» supone un nuevo ataque repleto de contundencia y velocidad que respeta las líneas melódicas clásicas del grupo. Acto y seguido, «Payola» explota exultante con un riff minúsculo, pero veloz (el término «payola» procede de pay for all, define a la«mordida» por programar las canciones en la radio ). Con la sorpresa en el cuerpo, «Paperezkoa» mantiene la tensión con otro riff de inspiración negroide que parece un cruce entre el marciano de Beck y Rage Against The Machine.
La tripleta que enfoca el final no escatima en emoción y garra. En «Etorkizuneko aurrekari guztiak», «Hasi eta barkatu» y «Arren, Darwish» se puede escuchar el goteo del sudor en el suelo del estudio o el eco del coraje transmitido a los instrumentos. El disco lo cierra una joya. «Jainko ateoa» pasa directamente a la memoria histórica de Berri Txarrak. Una delicia en la que Black Sabbath vuelve a ser referente en una interesantísima relectura. Incluso al final, parece que hayan querido homenajear a la leyenda de Birmingham.I. F.